Las actividades que ha llevado a cabo nuestra especie en los últimos 60 años han alcanzado proporciones planetarias, hasta tal punto que están conduciendo a la Tierra a una nueva era geológica.
Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo internacional de investigadores coordinados por el profesor Will Steffen, ingeniero químico y experto en ciencias del clima de la Universidad Nacional Australiana, que ha analizado la evolución de los principales factores medioambientales en los últimos siglos y el impacto que las alteraciones en ellos puede tener en la humanidad.
En un artículo publicado en la revista Anthropocene Review, estos científicos compararon los cambios en la población, el uso de la energía o el crecimiento económico desde 1750 con varios indicadores medioambientales globales, como los ciclos del nitrógeno y del carbono o la biodiversidad. Así, averiguaron que desde 1950 se ha quintuplicado el uso de la energía y se ha multiplicado por ocho el de fertilizantes.
Además, las especies se extinguen hoy a un ritmo cien veces superior que en las décadas anteriores, y la cantidad de nitrógeno que acaba en los océanos se ha cuadruplicado. “Hemos entrado en una nueva era geológica, el Antropoceno, en la cual el sistema económico global es el principal impulsor de los cambios en la Tierra. En una sola generación nos hemos convertido en un fuerza que deja su impronta a escala planetaria”, señala Steffen.
En otro ensayo, avanzado en Science, estos expertos han mostrado los riesgos que nuestras acciones conllevan para nueve factores de los que depende la supervivencia de las sociedades, desde las reservas de agua dulce hasta la fertilidad del terreno.
Según indican, hemos traspasado la línea roja como especie en cuatro de ellos: el cambio climático originado por las emisiones de carbono; la pérdida de la integridad de la biosfera, como consecuencia de los altos índices de extinción; los cambios en la organización del terreno y la alteración de los ciclos biogeoquímicos, debido especialmente a la gran cantidad de fósforo y nitrógeno que llega al mar por causa del uso desproporcionado de fertilizantes.
No obstante, el profesor Steffen destaca que con una adecuada planificación y una apuesta por la innovación incluso con una población de 9.000 millones de personas podríamos vivir confortablemente sin traspasar esos límites ecológicos.
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